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miércoles, 4 de abril de 2012

1ro "D" "E" Viernes 30.03.12 1ro "C" Lunes 02.04.12

EL SUBRAYADO

El subrayado es una técnica que consiste en marcar con una línea por debajo de las palabras más importantes para llamar la atención sobre ellas, y en última instancia poner de manifiesto las ideas más importantes del texto.
Ventajas del subrayado
·         Agiliza el estudio.
·         Motiva dentro de la lectura y fija la atención.
·         Ahorra tiempo en los repasos.
·         Aumenta el rendimiento.
·         Ayuda  a la elaboración de resúmenes, esquemas y mapas conceptuales
Tipos de subrayado
·         Lineal
·         Estructural y
·         Realce
La técnica
·         Subrayar los términos clave
·         Subrayar párrafo a párrafo
·         En cada párrafo va normalmente una idea principal
·         Escribir en el margen izquierdo, las notas marginales
·         Escribir en el margen derecho, las notas de realce


EL RESUMEN

Resumir es expresar de forma breve y precisa las ideas importantes de un texto o un discurso. Hay que presentar la información de forma selectiva y condensada.
El resumen se elabora a partir del subrayado lineal.
Normas para su realización
·         Debe ser breve
·         Su desarrollo es a renglón seguido
·         No debe llevar guiones ni asteriscos
·         Todas las ideas deben estar relacionadas entre sí
·         Debe tener un estilo personal

ACTIVIDADES
En las siguientes lecturas subrayamos lo más importante y hacemos un resumen.

LA MADRIGUERA ABARROTADA

Un conejo construyó una estupenda madriguera en la que vivía felizmente. Lo hizo tan bien, que cuando llegaron unas grandes lluvias que inundaron prácticamente todo el bosque y las casas de numerosos animales, la suya quedó a salvo. Pronto empezaron el resto de animales a pedirle que les dejara pasar aquel invierno en su casa, uno detrás de otro, hasta que la madriguera estaba totalmente llena y no cabía nadie más, pero al conejo no le importó la incomodidad porque se sentía generoso. Un día de primavera, cuando todos habían vuelto a rehacer sus casas, el conejo andaba paseando tan despistado que no se dio cuenta de que un lince planeaba atraparle. Uno de los animales que había vivido en casa del conejo le advirtió justo antes de ser cazado, y le ofreció cobijo. El lince destrozó su casa, pero el conejo pudo escapar hasta llegar a ocultarse en casa de otro de sus amigos. Así, durante todo un día, el lince persiguió al conejo de cueva en cueva y de madriguera en madriguera, pero éste pudo salvarse ayudado por todos aquellos a quienes había ofrecido cobijo, y aun por muchos otros que estuvieron encantados de ayudarle. Y se sintió enormemente feliz, no sólo de escapar del lince, sino de haber llegado a tener tantos amigos gracias a su generosidad.

¡¡YA NO AGUANTO MÁS!!

Había una vez dos puertas en la misma casa. Una era una bella puerta de salón, mientras que la otra era una puerta de baño del montón, pero en lo que coincidían ambas era en que llevaban una vida de perros. La casa estaba llena de niños traviesos y descuidados que no dejaban de arrearles portazos y golpes día tras día. Cada noche, cuando todos dormían, las puertas comentaban su mala fortuna, pero mientras la puerta de salón se mostraba siempre harta y a punto de explotar, la puerta de baño la tranquilizaba diciendo: - No te preocupes, es normal; son niños y ya aprenderán; aguanta un poco y verás cómo todo cambiará a mejor. Y la puerta de salón se calmaba por algún tiempo. Pero un día, tras una gran fiesta en la casa llena de golpes y portazos, explotó diciendo: "Ya está bien. No aguanto más. Al próximo portazo que me den, me rompo y se van a enterar de lo que es bueno. No hizo caso de las palabras de la otra puerta, y cuando al día siguiente recibió su primer golpe, la puerta del salón se rompió. Aquello causó un gran revuelo y preocupación en la casa, y los niños fueron advertidos para tener más cuidado, lo que llenó de satisfacción a la puerta, que saboreaba su venganza. Pero pasados los primeros días de problemas, los dueños de la casa se hartaron de la incomodidad de tener una puerta rota. Sin embargo, en lugar de arreglarla, decidieron cambiarla, así que sacaron de su sitio la antigua puerta y sin ningún miramiento la abandonaron junto a la basura.
Entonces la bella puerta de salón se lamentó de lo que había hecho, pues por no haber aguantado un poco más, ahora se veía esperando a ser convertida en serrín, mientras que su amiga, la vulgar puerta de baño, seguía en su sitio y además era tratada con más cuidado... Afortunadamente, la puerta de salón no acabó hecha serrín, porque un hombre muy pobre la descubrió junto a la basura y aunque rota, le pareció la mejor puerta que podía encontrar para su pobre casa; y la puerta fue feliz de tener otra oportunidad y volver a hacer de puerta, y de aceptar con agrado las incomodidades de un trabajo tan duro y tan digno como es ser una puerta.

EL GRAN PALACIO DE LA MENTIRA
Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor. Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó. Y todos, incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.


EL MIEDO ES BLANDITO Y SUAVE
Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.
Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez se había asustado. -Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.
La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?- Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.
- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto? - ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántate con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.
Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...
A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"

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